Este sábado a las 00:01 hora local del este de EE.UU. (06:01 hora peninsular española), entró en vigor el nuevo arancel global del 10% impuesto por el presidente estadounidense, Donald Trump, que afecta a 184 países y territorios, así como a la Unión Europea (UE). Esta medida, anunciada el pasado 2 de abril, incluye incrementos adicionales, alcanzando el 20% para productos provenientes de Europa y hasta el 34% para las importaciones chinas. La decisión ha desatado una ola de incertidumbre en los mercados financieros internacionales, con temores sobre su impacto en la economía global.
La medida, que ha sido apodada «el día de la liberación» por Trump, ha generado reacciones mixtas tanto a nivel interno como internacional. En la orden ejecutiva firmada por el presidente, se establece una excepción para los productos que ya se encuentren en tránsito hacia EE.UU., lo que impide que los cargamentos en curso se vean afectados por los nuevos gravámenes. Sin embargo, la magnitud de esta política sigue siendo motivo de preocupación.
Además de las tensiones comerciales, la decisión ha encendido alarmas sobre una posible desaceleración económica mundial. El banco estadounidense JPMorgan Chase ha elevado sus probabilidades de una recesión global del 40% al 60%, lo que aumenta las expectativas de que la guerra comercial de Trump podría tener consecuencias más graves de lo inicialmente previsto.
Dentro de EE.UU., Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (Fed), alertó sobre los riesgos de una mayor inflación y un posible estancamiento económico a raíz de los aranceles. Según Powell, la inflación más alta podría ser persistente y no solo un fenómeno temporal, lo que podría agravar aún más las dificultades económicas de los hogares estadounidenses.
Los efectos negativos de estos aranceles se sienten particularmente en sectores clave como la vivienda, la automoción y la ropa, lo que podría afectar más a las familias de menores ingresos, quienes, según un estudio de la Universidad de Yale, podrían ver una disminución de su capital de hasta un 5,5%. Aunque Trump ha sostenido que los aranceles contribuirán a la repatriación de empleos perdidos en el extranjero, ha reconocido que las familias estadounidenses podrían experimentar una «transición» difícil.
Con esta nueva ronda de tarifas, los aranceles de EE.UU. alcanzan niveles no vistos desde la era de la Gran Depresión, cuando el presidente Herbert Hoover implementó la polémica ley arancelaria Smoot-Hawley en 1930, la cual agravó la crisis económica global. Para justificar su decisión, Trump ha recurrido a su poder ejecutivo para declarar una «emergencia nacional», argumentando que la situación comercial actual representa un riesgo para la seguridad nacional de Estados Unidos.
El futuro de esta medida sigue siendo incierto, y las próximas semanas serán clave para ver cómo evolucionan las tensiones comerciales y sus repercusiones en la economía global.