Son los que hoy me anuncian. Y estos son los momentos donde algunos nos evaluamos y nos conminamos a seguir en la brecha.
El amor siempre lo entendí como el compromiso inalienable e inmortalmente repetido: “amarás a tu gente sobre todas las cosas”.
Ese amor no es sólo el consanguíneo, es mucho más real y perenne, es el elegido. Es amar a los quienes son tu familia, pero intensamente a aquellos por los que respiras al despertar y piensas al dormite. Con todos ellos confrontas, riñes, discutes y dejas de hablarte…pero siempre perdonas.
A su vez está la grandeza de ese amigo lejano que ves muy poco en veintiún años y te resuelve tu jubilación. O la de esos compañeros incondicionales que te avisan de la traición de última hora sin pedir nada a cambio.
Por ese amor diario de los buenos días, del sentirte cuidado y amado, por esos que han sido tuyos y lo serán por siempre.
Así son también los principios, las convicciones y la ideología. Porque, aunque no lo crean, la ideología es una salvaguarda para las miserias, las intoxicaciones y las maldades varias.
Estoy profundamente orgulloso de haber sido y seguir siendo de izquierdas. Me ha servido para ser solidario, integro y respetar a los demás sin reservas.
He reflexionado y aprendido, con hombres como Lula Da Silva, Alfredo Flores o Antonio Herrera, a comprender que es posible que la gente de buena fe, de diferentes convicciones, debe buscar un lugar de encuentro para garantizar una sociedad más justa, más libre e igualitaria.
Junto al árbol de Guernica en la primavera de 2010 el Lehendakari Patxi López ya defendía la necesitad del dialogo y la convivencia para resolver los problemas de construcción de España como país.
Quiero insistir y repetir hasta la saciedad que fue un gobierno socialista el que acabó con ETA y será un gobierno socialista el que garantizará la vertebración y la convivencia de todos los ciudadanos.
Es perfectamente compatible, en el Partido Socialista Obrero Español, compartir con el presidente Javier Lambán y la presidenta Susana Díaz posiciones sobre una España plural y multinacional y, a la vez, reconocer que el presidente Sánchez se ha echado a la espalda la campaña electoral y que gracias a él, somos de los pocos países europeos donde gobierna la socialdemocracia.
Podríamos decir que “tenemos un emperador con cónsules territoriales sin liderazgo, mientras el Partido Popular tiene todo lo contrario”.
Es evidente que, como ocurría en el imperio romano y así le recordaban a Julio César, la mágica frase es “memento mori” (recuerda que eres mortal).
Mientras las estructuras territoriales del partido socialista no garanticen discursos con solvencia y nitidez en los conceptos sociales y lo hagan con líderes representativos de la ciudadanía (y no de los “aparatos”) que fomenten la militancia y la convivencia orgánica, mientras eso no ocurra, el socialismo no encontrará el encaje identitario oportuno.
Hoy día crecen las ideologías ultras en lo privado, en lo religioso, en lo político y en lo social. Están convencidos de que las personas o sobreviven en la jungla o existen en el zoo.
La apuesta de la mayoría social, es decir, no solo de la ideología progresista sino también de la liberal debe dirigirse con toda su potencia y su esfuerzo a encontrar la reconciliación social y ciudadana.
Blas Ballesteros Sastre
Abogado y politólogo